Para una fácil y acertada transición energética a fuentes renovables, será necesario resolver el problema de intermitencia que implican ciertas energías verdes.
Ahora mismo, Europa está viviendo una crisis energética que ha contribuido a disparar los precios de gas natural en la región y el resto del mundo. Entre las raíces de este fenómeno se encuentra la intermitencia de las energías renovables. El Viejo Continente, más avanzado que otras naciones en la transición energética, sufrió de una inesperada temporada de bajos vientos, lo que afectó su producción eólica significativamente de cara al invierno.
Como apunta Business Standard, es muy probable que ésta no sea la única crisis energética que surja de la transición a renovables (además, aún quedan otros retos pendientes, como se mencionó en un blog anterior). El tema de la intermitencia, la imposibilidad de ciertas fuentes de energía para generar electricidad constantemente, es uno de los temas que más preocupación generan entre los especialistas. Incluso algunos de los sistemas más obvios para solucionar la problemática han probado ser no tan confiables.
Lo cierto es que no hay una sola respuesta a la intermitencia de las renovables. Probablemente las empresas e instituciones públicas que trabajen en el desarrollo de la transición energética tendrán que trabajar en múltiples estrategias para asegurar un suministro eléctrico a la población. En este sentido, varias organizaciones y expertos han mostrado algunas de las posibles implementaciones:
Sobre la situación de renovables en el Sudeste Asiático, el Foro Económico Mundial (WEF) señala que las autoridades podrían definir un sistema de incentivos y penalizaciones para que el consumidor final se adapte a las intermitencias de las renovables. Por ejemplo, ofrecer tarifas dinámicas, preferenciales, cuando haya poca demanda y mucha disponibilidad eléctrica. Y, cuando se experimente una escasez de energía, incrementar las tarifas para reducir el consumo final.
Un estudio de la Universidad de Stanford propone que se diseñe un sistema de energías renovables que no se centre en una única fuente de energía, sino que combine varias estrategias de generación de electricidad, preferentemente que se complementen entre sí. Por ejemplo, señala que la energía solar tiende a tener sus picos en verano, mientras que la eólica suele ser más efectiva en invierno. Incluir también centrales hidroeléctricas, geotérmicas o de biomasa podrían ayudar a reducir el reto de la intermitencia.
La solución más propuesta para fuentes como la solar, de acuerdo con la organización Action Renewables. El uso de baterías parece particularmente atractivo en entornos residenciales, pues el consumo de electricidad es mínimo durante el día debido a las jornadas laborales tradicionales. La expectativa es instalar sistemas de almacenamiento para guardar la electricidad que no se use inmediatamente y después emplear esas reservas en momentos de baja generación.
De acuerdo con Scientific American, en Texas, Estados Unidos, el 10% del consumo de energía eléctrica proviene de fuentes renovables. Este mix de energía se ha podido mantener, aún cuando su red eléctrica no tiene acceso a electricidad sobrante de otras zonas del país, porque se han usado con efectividad sistemas de predicción climatológica para estimar la producción solar o eólica en el mediano plazo. De esta forma, se puede tener un protocolo de preparación para las intermitencias y así no interrumpir el servicio a los consumidores.
Muchos especialistas temen que energías como la solar y la eólica jamás sean capaces de reemplazar por completo los sistemas de combustión impulsados por el petróleo, el diesel y el gas. Pero esto podría solucionarse con la producción de hidrógeno verde. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), la capacidad en exceso de las renovables, en lugar de enviarse a sistemas de almacenamiento como pilas, podría dedicarse a la producción de hidrógeno mediante hidrólisis. Este insumo, a su vez, puede usarse tanto para plantas de generación eléctrica que usan combustibles como para su aprovechamiento en transporte y sistemas industriales.
Para una fácil y acertada transición energética a fuentes renovables, será necesario resolver el problema de intermitencia que implican ciertas energías verdes.
Ahora mismo, Europa está viviendo una crisis energética que ha contribuido a disparar los precios de gas natural en la región y el resto del mundo. Entre las raíces de este fenómeno se encuentra la intermitencia de las energías renovables. El Viejo Continente, más avanzado que otras naciones en la transición energética, sufrió de una inesperada temporada de bajos vientos, lo que afectó su producción eólica significativamente de cara al invierno.
Como apunta Business Standard, es muy probable que ésta no sea la única crisis energética que surja de la transición a renovables (además, aún quedan otros retos pendientes, como se mencionó en un blog anterior). El tema de la intermitencia, la imposibilidad de ciertas fuentes de energía para generar electricidad constantemente, es uno de los temas que más preocupación generan entre los especialistas. Incluso algunos de los sistemas más obvios para solucionar la problemática han probado ser no tan confiables.
Lo cierto es que no hay una sola respuesta a la intermitencia de las renovables. Probablemente las empresas e instituciones públicas que trabajen en el desarrollo de la transición energética tendrán que trabajar en múltiples estrategias para asegurar un suministro eléctrico a la población. En este sentido, varias organizaciones y expertos han mostrado algunas de las posibles implementaciones:
Sobre la situación de renovables en el Sudeste Asiático, el Foro Económico Mundial (WEF) señala que las autoridades podrían definir un sistema de incentivos y penalizaciones para que el consumidor final se adapte a las intermitencias de las renovables. Por ejemplo, ofrecer tarifas dinámicas, preferenciales, cuando haya poca demanda y mucha disponibilidad eléctrica. Y, cuando se experimente una escasez de energía, incrementar las tarifas para reducir el consumo final.
Un estudio de la Universidad de Stanford propone que se diseñe un sistema de energías renovables que no se centre en una única fuente de energía, sino que combine varias estrategias de generación de electricidad, preferentemente que se complementen entre sí. Por ejemplo, señala que la energía solar tiende a tener sus picos en verano, mientras que la eólica suele ser más efectiva en invierno. Incluir también centrales hidroeléctricas, geotérmicas o de biomasa podrían ayudar a reducir el reto de la intermitencia.
La solución más propuesta para fuentes como la solar, de acuerdo con la organización Action Renewables. El uso de baterías parece particularmente atractivo en entornos residenciales, pues el consumo de electricidad es mínimo durante el día debido a las jornadas laborales tradicionales. La expectativa es instalar sistemas de almacenamiento para guardar la electricidad que no se use inmediatamente y después emplear esas reservas en momentos de baja generación.
De acuerdo con Scientific American, en Texas, Estados Unidos, el 10% del consumo de energía eléctrica proviene de fuentes renovables. Este mix de energía se ha podido mantener, aún cuando su red eléctrica no tiene acceso a electricidad sobrante de otras zonas del país, porque se han usado con efectividad sistemas de predicción climatológica para estimar la producción solar o eólica en el mediano plazo. De esta forma, se puede tener un protocolo de preparación para las intermitencias y así no interrumpir el servicio a los consumidores.
Muchos especialistas temen que energías como la solar y la eólica jamás sean capaces de reemplazar por completo los sistemas de combustión impulsados por el petróleo, el diesel y el gas. Pero esto podría solucionarse con la producción de hidrógeno verde. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), la capacidad en exceso de las renovables, en lugar de enviarse a sistemas de almacenamiento como pilas, podría dedicarse a la producción de hidrógeno mediante hidrólisis. Este insumo, a su vez, puede usarse tanto para plantas de generación eléctrica que usan combustibles como para su aprovechamiento en transporte y sistemas industriales.
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