Siendo una industria naciente, los costos de desarrollo aún son relativamente altos, lo que exige a las empresas contar con una inversión mucho más estratégica.
El sector energético ha visto cambios importantes en los últimos años y mantenerse actualizado en las últimas tendencias puede convertirse en todo un reto. Como muestra, está el caso de las energías renovables, que han mostrado un potencial enorme dentro de la industria, pero también presentan nuevos retos hacia el futuro.
A escala global, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA), el mercado de las energías renovables fue el único que presentó un crecimiento durante 2020, en plena pandemia. Además, la capacidad eléctrica subió a 280 GW, un crecimiento de 45% y el más alto registrado para este tipo de sistemas desde 1999.
Si se mantiene esta tendencia en 2021 y a largo plazo, no solo representaría una oportunidad única para los esfuerzos de descarbonización y transición energética a una escala internacional, también permitirá a las compañías aprovechar una bonanza comercial.
Estimaciones de Allied Market Research sugieren que el mercado global de energías renovables podría extenderse más del 50% en valor entre 2017 y 2025, para un gran total de 1,513.3 millones de dólares (MD) a mitad de la presente década. Sin embargo, hay un problema importante para las compañías que deseen capitalizarlo.
Es cierto que los costos para desplegar energía renovable son más bajos que nunca, pero esta transición no es heterogénea. Un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich apunta que la infraestructura tiene un precio mayor en países emergentes, frente a naciones desarrolladas. No solo eso, sino que todas las tecnologías tienen un cálculo de gasto distinto, algo que debe tomarse en cuenta a la hora de definir el retorno de la inversión.
Adicional a esto, también se deben definir cuáles son las áreas de desarrollo más llamativas para las empresas, no solo por su potencial a futuro sino por el giro de la empresa misma.
En ese contexto, Deloitte generó un reporte sobre las perspectivas para la industria en 2021. Entre sus descubrimientos, identificó cinco tendencias que podrían ayudar a orientar las decisiones de negocio de las compañías con un interés en el sector:
Nuevas fusiones y tratos en la cadena de valor: Inversiones, adquisiciones, expansión y cooperación comercial luce inevitable en el mediano plazo para el sector de renovables. De parte del gobierno, se espera que a escala global haya más incentivos, programas de apoyo y marcos regulatorios que lleven a las empresas a invertir más en renovables. Más inversionistas llevarán sus recursos a estas áreas, generando recursos para una expansión a más sub-segmentos.
Proyectos de hidrógeno: Cada vez más jugadores están pensando en la producción y almacenamiento de hidrógeno, especialmente su variante verde (generada por electrólisis con la ayuda de energía eólica, solar o similar). Su capacidad de almacenar energía también podría ser útil para darles confiabilidad y estabilidad a algunas renovables que no son tan consistentes a lo largo del año. Incluso se prevé que su papel en el sector transporte crezca a futuro.
Baterías y modelos de negocio: Cada vez más proyectos de generación de electricidad sustentable vienen atados a grandes propuestas de almacenamiento de energía, también en una apuesta por reducir la intermitencia de estos sistemas. Lo anterior aplica tanto para casos de uso masivos como para implementaciones de plantas solares y eólicas en zonas residenciales. Lo anterior dibuja un mercado importante que podrían aprovechar las empresas a la altura del reto.
Energía eólica de ultramar: En lugar de dedicar valioso espacio en tierra para estas plantas renovables, cada vez más gobiernos y empresas están considerando colocar sus instalaciones en el mar. Esta tendencia traerá retos logísticos, en el transporte de materiales y personal para su instalación, así como desafíos regulatorios, considerando legislaciones nacionales y permisos. Las compañías que tengan la mejor asesoría y apoyo tendrían la delantera en este panorama.
Cadenas de suministro locales: Así como la pandemia demostró a otras industrias que una cadena de suministro global no siempre es positiva, se espera que las energías renovables empiecen a trabajar en tender redes más locales. Esta tendencia surge no solo del miedo a sufrir interrupciones, sino también de un escenario comercial más tenso, con nuevos aranceles y tarifas en el horizonte. Las compañías deben considerar eso en su plan de desarrollo a futuro.
Siendo una industria naciente, los costos de desarrollo aún son relativamente altos, lo que exige a las empresas contar con una inversión mucho más estratégica.
El sector energético ha visto cambios importantes en los últimos años y mantenerse actualizado en las últimas tendencias puede convertirse en todo un reto. Como muestra, está el caso de las energías renovables, que han mostrado un potencial enorme dentro de la industria, pero también presentan nuevos retos hacia el futuro.
A escala global, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA), el mercado de las energías renovables fue el único que presentó un crecimiento durante 2020, en plena pandemia. Además, la capacidad eléctrica subió a 280 GW, un crecimiento de 45% y el más alto registrado para este tipo de sistemas desde 1999.
Si se mantiene esta tendencia en 2021 y a largo plazo, no solo representaría una oportunidad única para los esfuerzos de descarbonización y transición energética a una escala internacional, también permitirá a las compañías aprovechar una bonanza comercial.
Estimaciones de Allied Market Research sugieren que el mercado global de energías renovables podría extenderse más del 50% en valor entre 2017 y 2025, para un gran total de 1,513.3 millones de dólares (MD) a mitad de la presente década. Sin embargo, hay un problema importante para las compañías que deseen capitalizarlo.
Es cierto que los costos para desplegar energía renovable son más bajos que nunca, pero esta transición no es heterogénea. Un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich apunta que la infraestructura tiene un precio mayor en países emergentes, frente a naciones desarrolladas. No solo eso, sino que todas las tecnologías tienen un cálculo de gasto distinto, algo que debe tomarse en cuenta a la hora de definir el retorno de la inversión.
Adicional a esto, también se deben definir cuáles son las áreas de desarrollo más llamativas para las empresas, no solo por su potencial a futuro sino por el giro de la empresa misma.
En ese contexto, Deloitte generó un reporte sobre las perspectivas para la industria en 2021. Entre sus descubrimientos, identificó cinco tendencias que podrían ayudar a orientar las decisiones de negocio de las compañías con un interés en el sector:
Nuevas fusiones y tratos en la cadena de valor: Inversiones, adquisiciones, expansión y cooperación comercial luce inevitable en el mediano plazo para el sector de renovables. De parte del gobierno, se espera que a escala global haya más incentivos, programas de apoyo y marcos regulatorios que lleven a las empresas a invertir más en renovables. Más inversionistas llevarán sus recursos a estas áreas, generando recursos para una expansión a más sub-segmentos.
Proyectos de hidrógeno: Cada vez más jugadores están pensando en la producción y almacenamiento de hidrógeno, especialmente su variante verde (generada por electrólisis con la ayuda de energía eólica, solar o similar). Su capacidad de almacenar energía también podría ser útil para darles confiabilidad y estabilidad a algunas renovables que no son tan consistentes a lo largo del año. Incluso se prevé que su papel en el sector transporte crezca a futuro.
Baterías y modelos de negocio: Cada vez más proyectos de generación de electricidad sustentable vienen atados a grandes propuestas de almacenamiento de energía, también en una apuesta por reducir la intermitencia de estos sistemas. Lo anterior aplica tanto para casos de uso masivos como para implementaciones de plantas solares y eólicas en zonas residenciales. Lo anterior dibuja un mercado importante que podrían aprovechar las empresas a la altura del reto.
Energía eólica de ultramar: En lugar de dedicar valioso espacio en tierra para estas plantas renovables, cada vez más gobiernos y empresas están considerando colocar sus instalaciones en el mar. Esta tendencia traerá retos logísticos, en el transporte de materiales y personal para su instalación, así como desafíos regulatorios, considerando legislaciones nacionales y permisos. Las compañías que tengan la mejor asesoría y apoyo tendrían la delantera en este panorama.
Cadenas de suministro locales: Así como la pandemia demostró a otras industrias que una cadena de suministro global no siempre es positiva, se espera que las energías renovables empiecen a trabajar en tender redes más locales. Esta tendencia surge no solo del miedo a sufrir interrupciones, sino también de un escenario comercial más tenso, con nuevos aranceles y tarifas en el horizonte. Las compañías deben considerar eso en su plan de desarrollo a futuro.
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